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Finlandia (reaccionaria) da marcha atrás (otra vez)


«Finland’s digital-based curriculum impedes learning, researcher finds». Un investigador de la Universidad de Helsinki dice que los métodos de aprendizaje digitales y «basados en fenómenos» actuales de Finlandia que se utilizan en las escuelas pueden no ser adecuados para todos los estudiantes.

Finlandia lleva un tiempo dando marcha atrás en cuanto al uso de la tecnología en la escuela. Ahora conocemos la última evidencia de que el entorno digital dificulta el aprendizaje en edades tempranas. Son muchas las evidencias, como recopila Ignacio Arcos Gil (@paidografia) en este hilo.

En 2011, Nicholas Carr, editor ejecutivo de la Harvard Business Review, publicó Superficiales. ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes? donde analizó los efectos de la multitarea propiciada por el uso de internet. Apoyándose en diferentes estudios científicos, Carr argumentó que el formato digital incita a buscar lo breve y lo rápido, y aleja de la posibilidad de concentrarse en una sola cosa, mientras que cuando se abre un libro el lector se aísla de todo.

En mayo de 2014 Pam A. Mueller y Daniel M. Oppenheimer publicaron en la revista Psychological Science, “The Pen Is Mightier Than the Keyboard: Advantages of Longhand Over Laptop Note Taking” (Vol. 25, Nº. 6, 2014, págs. 1159-1168). Demostraron que escribir a mano maximiza el aprendizaje de los contenidos. En este estudio se dividió la anotación de apuntes en dos categorías: generativa (que implica resumir, parafrasear, hacer mapas conceptuales) y no generativa(que supone copiar palabra por palabra). A pesar de que teclear permite transcribir todo lo que se oye con más rapidez que con bolígrafo, se demostró que aquellos que tecleaban, copiaban más palabras, pero aprendían menos ya que el procesamiento de la información es menor transcribiendo que escribiendo.

En abril de 2016 Louis-Philippe Beland y Richard Murphy publicaron en la revista LabourEconomics “III Communication: Technology, Distraction & StudentPerformance”. Es un artículo sobre la investigación realizada sobre el efecto de los dispositivos móviles en 130.000 estudiantes en 91 colegios ingleses. Descubrieron que los resultados académicos de los alumnos con alto rendimiento que utilizaban dispositivos móviles era muy similar a los alumnos con alto rendimiento que estudiaban en centros que los prohibían. Sin embargo, los resultados académicos de los alumnos con problemas académicos eran sensiblemente inferiores en los centros que permitían el uso de dispositivos móviles.

En noviembre de 2018 Pablo Delgado, Cristina Vargas, Rakefet Ackerman y Ladislao Salmerón publicaron en la revista Educational Research Review el el metaanálisis “Don’t throw away your printed books: A meta-analysis on the effects of reading media on reading comprehension” (Volume 25, 23-38) elaborado a partir de datos de más de 170.000 personas participantes, de edades comprendidas entre la etapa primaria y la edad adulta y provenientes de más de diez países diferentes, donde se constata la superioridad del papel debido a varios factores (presión temporal, género textual, perfil del lector, etc.). Muy significativo es el análisis de las diferencias entre texto narrativo, más cercano al lenguaje cotidiano, y el texto expositivo, que presenta más tecnicismos, mayor densidad y más inferencias entre diferentes ideas, y por ello requiere un mayor grado de concentración que se consigue en mayor medida con el papel. La superioridad del papel sobre el formato digital se acentúa en personas menores de 20 años.

Recientemente, en mayo de 2021, la OCDE ha publicado el informe Lectores del siglo XXI: desarrollando competencias de lectura en un mundo digital que mide el nivel de competencia de los estudiantes de 15 años en matemáticas, ciencias y comprensión lectora a partir de los resultados del informe PISA 2018. En la página 2 se afirma que en comparación con los estudiantes que casi nunca o nunca leen libros, los lectores de libros impresos en España obtuvieron 46 puntos más en lectura aquellos que combinan la lectura impresa y digital obtuvieron 44 puntos más; y los lectores de libros digitales obtuvieron 26 puntos más.