Situación típica del uso del chromebook o de las tabletas en un colegio. Cambiar «tabletas» por pizarra interactiva o cualquier otro cacharro inútil:
1. Un colegio decide usar chromebooks o tabletas como vehículo del aprendizaje.
2. Firma un contrato con una empresa tecnológica que le beneficia económicamente hablando.
3. No consulta a los padres, lo hace unilateralmente (y sigue diciendo que los padres son los primeros educadores).
4. Cuando una avalancha de padres se quejan, les dice a cada jno de ellos que son los únicos y que su hijo será raro si es el único en no usarla.
5. Los padres piden que por lo menos no se use en casa. El colegio se niega porque dice que eso no tiene sentido.
6. El colegio se ve obligado de darse cuenta que esa herramienta no sirve como herramienta para el aprendizaje: distrae. Y aparecen evidencias del daño que hace en los niños.
7. El colegio busca una salida elegante, pero no la tiene porque el contrato que ha firmado es para años, y es probable que hayan penalizaciones por terminarlo antes. Manda el dinero.
8. Envia un correo a los padres afirmando que esa herramienta está siendo un exito educativo, pero anuncia que los niños ya no se llevaran el disposotivo a casa por la tarde. Solo se usará en el aula.
9. Cuando acabe el contrato, y una generación entera haya pasado por ese experimento masivo, enviará un correo anunciado que todo ha sido un éxito, pero que da el experimento por terminado.